Por | Jackeline CarvajalEl Desfile de Independencia de México, una celebración anual que evoca el inicio de la lucha por la independencia del país, se vio envuelto en controversia debido a la participación del Ejército de Rusia en la ceremonia. El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, justificó esta presencia argumentando que es tradición invitar a todos los países a participar en el desfile patriótico.
En el evento, que tuvo lugar el pasado sábado, no solo Rusia marcó su presencia, sino que también China desfiló sin generar tanta controversia como lo hizo la delegación rusa. El mandatario mexicano destacó que la invitación se extiende a todos los Gobiernos con los cuales México mantiene relaciones diplomáticas, una práctica que ha sido seguida en años anteriores por diferentes administraciones, incluyendo la del expresidente derechista Felipe Calderón.
Sin embargo, las críticas surgieron con fuerza, especialmente por parte de la embajadora de Ucrania en México, Oksana Dramaretska. Ella argumentó que la presencia de los militares rusos en el desfile manchó el evento debido a las acciones de Rusia en el conflicto en Ucrania. La diplomática afirmó que las manos y botas de los militares rusos estaban «manchadas de sangre» ucraniana, haciendo referencia a la invasión rusa en ese país.
La controversia se ha intensificado debido a la posición ambigua del presidente López Obrador en relación con el conflicto en Ucrania. Aunque ha condenado la invasión de Rusia, también ha culpado a Occidente de no haber evitado el conflicto a través de la diplomacia. Esto ha llevado a preguntas sobre la coherencia de la política de neutralidad de México en asuntos internacionales.
A pesar de las críticas, el presidente López Obrador ha mantenido su postura de que la invitación a diversos países es una tradición arraigada en México y no está vinculada a su mandato. La controversia continúa, y esta situación subraya la complejidad de las relaciones diplomáticas en un mundo cada vez más interconectado y en constante evolución.
